Artículo de Sebastián Castro
Las ganas: el mejor punto de partida.
De reojo acabo de ver que voy a 125 kms por hora por una carretera destapada, estaba mirando la siguiente indicación del roadbook y no pude evitar echarle un vistazo a la velocidad, ¿será que si se atravieza una vaca esta moto alcanza a frenar?
Ahí viene la proxima curva y todavía debo soltar la mano para girar la perilla manual de la hoja de ruta, la proxima indicación dice que hay un peligro en 400 metros, un puente sin varanda a la salida de la curva. Concentrarse y confiar en tus habilidades es indispensable para soltar la mano a 125 k/h en gravilla, girar la perilla, leer las indicaciones, entender de qué material está hecha la carretera, agarrar el clutch, bajar cambios, empezar el derrape, tomar la curva, mirar el puente y acelerar a fondo dejando un nuevo dibujo en la carretera, que le servirá a los que vienen detrás para saber cuántos se salieron en esa curva. Cuando pasas, solo queda la nube de polvo, “el rastrillón” y el sonido de una moto que se aleja por los increíbles paisajes Antioqueños.
Es nuestro primer rally, de hecho, es nuestra primera vez compitiendo sobre una moto, Alejandro Gomez y Sebastián Castro (@moto_nautas) llevamos más de 15 años recorriendo Antioquia todos los días, en nuestro trabajo visitamos las veredas del departamento para reunirnos con familias campesinas y profesores, con el fin de mejorar la educación rural, así que la moto es nuestra gran aliada, pero esa es otra historia…
Un día conocimos a Nicolás Robledo @colombiaxraid, y en medio de sus facinantes historias sobre el Dakar, nos invitó a conocer el rally Darién, donde fuimos acogidos fraternalmente por la organización y un sinnumero de pilotos de todas las variedades: novatos de fin de semana, campeones panamericanos, pilotos del Dakar, corredores de motovelocidad en pista, endureros expertos, maestros de escuelas off-road, mecánicos, aventureros, famosos, desconocidos…en fin, un buen puñado de personas amantes de los deportes a motor y que creemos que es posible participar de eventos bien organizados donde se conjuguen la competencia y el espíritu de la amistad, el respeto por la naturaleza y sus habitantes con el ruido de los motores, el turismo con la competencia.
Desde antes de comenzar la primera especial nos sentimos acogidos por grandes personas, que nos han demostrado con los días que lo más importante son las ganas de querer hacer las cosas, que no tienes que ser un superhombre para hacer parte de una gran aventura y si, a la 1 de la mañana todavía había pilotos despiertos, preparando sus vehículos y ayudando a otros, que como Alejo y yo, habíamos llegado al punto de partida después de recorrer medio departamento para cumplir con la cita y no sabíamos cómo instalar en la moto el roadbook hecho en casa con una caja plástica para sánduches y dos tubos de pvc para agua.
Afortunadamente participamos de una gran ventaja que tiene el rally Darién y son los rallies académicos, en dónde te enseñan de verdad a entender de qué se trata un rally de navegación, cómo se lee la hoja de ruta y unos cuantos trucos sencillos para hacer parte de este increíble deporte.
El día de la verdad.
Son las siete de la mañana, el parque de Salgar Antioquia está lleno de motos de competencia, motos de serie, utv´s, atv´s y camperos. Cada piloto está concentrado en ultimar detalles, desayunar, estirar los músculos, calibrar las llantas con la presión correcta, revisar sus instrumentos. Hay algo de tensión en las caras, la natural adrenalina que fluye antes de una competencia, sin embargo parece más una reunión de amigos que comparten entre ellos su conocimiento. Mi dr 350 modelo 98 y la xr 150 de Alejo están listas para salir, al lado de las ktm de enduro, las bmw f800, las tornado 250, la superteneré 1100 y las akt 200, afortunadamente hay una categoría para cada tipo de moto, un punto más a favor de este campeonato, en dónde cabemos todos.
Salen los primeros y ahora es mi turno, estoy ansioso por recorrer los 320 kilómetros de carreteras, caminos y potreros que nos esperan en los próximos dos días.
¡10 segundos! grita el juez, mientras mi corazón comienza a latir con todas las ganas, un acelerón y comienza esta gran aventura. Los primeros kilómetros empiezo a entender que no solo es la experiencia sobre la moto, tampoco es la moto. Cómo dice Gustavo Sepúlveda, organizador del evento: no es la flecha, no es el indio, es la perfecta combinación.
Esto que parecía una reunión de amigos en el parque, ahora es una competencia de verdad, cada minuto sale un piloto, aveces te alcanzan, lo que quiere decir que ya te van ganando y es simple, los dejas pasar. A veces alcanzas a otros y el corazón vuelve a latir, “le voy ganando”, pero ahora…¿cómo lo adelanto? Si va con toda y no sabe que voy detrás. Esto es una competencia y en cada piloto se notan las ganas y la concentración, una cosa es alcanzar y otra hacer el sobrepaso, aunque siempre te abren el espacio y son buenos caballeros, no es tarea fácil adelantar una moto o cuatrimoto a 80 kilometros por hora en carretera destapada.
Después de horas sobre la moto, nos damos cuenta que hemos recorrido 95 kilómetros. Todo el cuerpo está cansado, tienes hambre, sed, ganas de orinar, pero es una competencia y no un paseo dominical, todavía faltan 87 kilómetros y ya las manos tienen ampollas, ¿cómo será el siguiente día? Esto es una prueba de resistencia y concentración, la hoja de ruta es tu guia en medio de un laberinto lleno de sorpresas increíbles, caminos de mula, potreros sin camino, carreteras con grandes rocas donde debes cuidar las llantas para no pinchar, charcos que te sacan un pie de la moto por pasarlos tan rápido, gravilla donde puedes alcanzar los 140 kms por hora si te sientes capáz de hacerlo, paso de ríos tipo “faldita colegiala” (cuatro dedos arriba de la rodilla), huecos donde crees que destruíste la moto, cruces de caminos que te ponen a pensar si estás o no perdido, en fin, todo lo que uno quisiera encontrarse en un viaje. Pero este es un viaje contrareloj, no hay tiempo de pensar cómo paso el río; el cerebro calcula en milésimas y simplemente lo haces.
La hoja de ruta indica casi todo lo que te encuentras, igual que en el rally Dakar, con el mismo lenguaje de símbolos e indicaciones, si te pierdes, el mejor panorama es que te retrasas unos minutos, de pronto unas horas, pero tal vez te quedes sin gasolina en medio de la nada. El roadbook te indica también el rango de combustible necesario para cada especial, de cada uno depende hacer bien sus cálculos y por supuesto, no perderse.
Estoy exausto ¡qué bueno sería comer algo! pero todavía faltan 20 kilómetros, lo que puede significar algo más de 30 minutos si tu promedio de velocidad es bueno. No sé si sentirme más agotado o animarme más, ya he recorrido 150 kilómetros y falta poco, así que hago un último esfuerzo por mantener la concentración y el ritmo de carrera, mientras imagino lo duro que debe ser recorrer 10 etapas de 350 kilometros en un Dakar, pienso en Nicolás Robledo y Mateo Moreno quienes nos honran con su presencia en este rally y digo: “hoy seguro que van como de paseo”, sin embargo al final del día también veo sus caras de cansancio y la satisfacción de llegar a la meta. Algo debe tener de bueno este deporte que el que lo prueba no es capaz de dejar de competir.
Decidimos participar de esta aventura sin saber lo que nos esperaba, llenos de temores y escasos de conocimiento, solo con el ánimo de participar, de apoyar una buena iniciativa, de aprender. Después de recorrer Antioquia durante quince años sin descanso, de conocer todos los municipios con muchas de sus veredas, creíamos haber recorrido cuanta carretera existía en nuestro departamento y gracias a Darién aventuras a motor, nuestro mapa ha encontrado nuevos tesoros, tesoros a los que cualquier piloto experto, novato o aficionado, puede acceder, no solo para tener un fin de semana inolvidable, sino para aprender al lado de los grandes, para entender al final del día que las limitaciones nos las ponemos nosotros mismos, que el primer paso es más importante que todo el recorrido y sobre todo, que en el Rally Darién no hay contrincantes sino grandes amigos.
Excelente relato Sebastián!!!!!